Secado de la carne de oveja al sol para su conservación. |
Este año está siendo fecundo. La tan difícil combinación de sol y lluvia ha sido muy productiva en este verano. La papa grande y abundante, el choclo crecido y prometedor, el durazno copioso y dulce, el trigo en pleno crecimiento y rebosante de verde, las habas y arvejas bonitas, la quinua enorme, todo son señales de que las cosechas de este año están siendo abundantes.
Nos han visitado, sin embargo, algunas granizadas con su estruendo destructor, pero afortunadamente no han sido tan terribles como otros años. La sabiduría popular dice que cuando cometemos alguna falta muy grave, cuando una comunidad o alguna persona realiza algún acto aberrante, la naturaleza nos castiga con su ira de granizo, para que todos sepan que hay algo que reparar, que hay un desequilibrio moral que restablecer. Lo cierto es que no han faltado granizadas, pero sus efectos no han sido tan desastrosos como en otras ocasiones.
Es hermoso circular por los caminos de nuestro municipio, contemplando el paisaje vivo, brillante, vibrante. El verde colorea todos los rincones, cerros, quebradas. Los ríos muestran sus mejores gestos, una sonrisa plateada y mansa o un rostro enfurecido y turbio cuando la lluvia arremete en los cerros. Hierbas y arbustos, cactus y árboles, todos se suman a la fiesta veraniega y se visten de gala en esta multitonalidad de verdes.
En esta explosión de alegría es necesario volver la mirada a quien nos da la vida, a nuestra Pachamama que nos sustenta y cuida, a Tata Inti que nos protege y vivifica. Y a través de ellos a nuestro Tata Dios, quien mantiene el equilibrio de este delicado y maravilloso universo, quien atraviesa todos los seres y se manifiesta en todas las cosas, quien se nos revela en cada abrazo, en cada esfuerzo, en cada canto, en cada rostro.
El pueblo de la tierra sabe rogar y agradecer, celebrar y llorar, amar y sufrir. Hoy es momento de elevar los ojos al sol, de prolongar el corazón hasta el horizonte, de ofrecer lo mejor a la tierra y agradecer por el fruto del trabajo, por el alimento garantizado, por la vida compartida.
Es la primera vez que leo tus articulos. Y es toda la realidad. Muy bueno.
ResponderBorrarQue maravilloso Dios! Sea siempre asi.
ResponderBorrarGracias por compartir las buenas nuevas.
Que cada semilla sea santa y cada grano abençoado.
Un abrazo.
¡Qué buena noticia! Los campos de la llajta anzaldina dando fruto para esos campesinos que tanto esfuerzo dedican. Echo de menos aquellos paseos hacia Aguada, atravesando los campos de trigo, compartiendo con las familias una buena cosecha de papa... Un abrazo grande!! Gracias Carlos por ser nuestros ojos en aquella tierra
ResponderBorrar