jueves, 25 de julio de 2013

La fiesta

Fiesta de Tata Santiago (Anzaldo).
En las alturas andinas, la monotonía del frío, del sol quemante, de la tierra ocre, del ganado aguardando para ser pastoreado, del ir y venir a los campos de cultivo, de la vida tranquila y rutinaria, parece imponer su lógica. Sin embargo, cada cierto tiempo, el poderío de la inercia es vencido por un acontecimiento especial y esperado: la fiesta.
Con mucha anticipación, el pueblo se prepara, arregla las casas y calles, ensaya las músicas y danzas, elabora la imprescindible chicha. La fiesta es ocasión de encuentro con los que ya no viven aquí, pero continúan habitando el corazón de familiares y amigos; con los que moran cerca, pero pocas veces llegan hasta el pueblo con tiempo para visitar y conversar con las amistades; con los que vienen sólo para conocer y disfrutar de la fiesta, siendo tratados con respeto y cariño; con los que ya se han ido y ahora nos acompañan desde el seno de la Pachamama, recordados y encomendados en misas y oraciones.

Fiesta de Tata Santiago (Anzaldo) 2013.
La fiesta es exceso, exageración, derroche. Para quien vive cotidianamente en la escasez, dependiendo de elementos tan inesperados como la lluvia, el sol, el granizo o la helada, la fiesta significa una ruptura, un paréntesis. En estos días está permitido abusar de todo, de gastos, comidas, ociosidad y, desgraciadamente, también de la bebida que nos descontrola y pierde. La música, la danza y la chicha forman ahora una trinidad omnipresente en cada momento y cada esquina, acompañando procesiones, guiando la entrada de las fraternidades (grupos con danzas folclóricas), reuniendo a las amistades en puertas y plazas. 

En los días de celebración las tradiciones se mezclan. Con la memoria del patrón (o patrona, o advocación de María) llegan las misas, oraciones, velas, procesiones, bendiciones. Y junto a ellas, en una única vivencia, como una única forma de experimentar lo sagrado, los ritos ancestrales, porque no es necesario cortar las propias raíces para dejarse florecer por la Buena Nueva de Jesús. 

Fiesta de Tata Santiago (Anzaldo) 2013.
En la fiesta entran en comunión pasado, presente y futuro. La memoria de lo que fuimos y que nunca debemos olvidar, la realidad que vivimos y que no podemos descuidar, el futuro que queremos y que precisamos construir. La fiesta es conmemoración por el pasado superado, por las victorias vividas y por las heridas que llevamos, porque todo eso nos configura y orienta. La fiesta es también exaltación exagerada de lo que todavía no disponemos, en un presente que, por unos días, se olvida del esfuerzo ingrato, de la carencia crónica, del sufrimiento callado. Y, finalmente, la fiesta es anticipo de la felicidad deseada, de una danza eterna, armónica, respetuosa, transcendente. La música, la danza y la chicha nos llevan al encuentro con nuestros ancestros, con nuestros actuales hermanos y hermanas, y con los renuevos que vendrán para completar nuestras luchas y levantar nuestras banderas, cansadas y roídas ahora por el tiempo y el desgaste de quienes ya entregamos lo que podíamos.

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